Aimee Semple McPherson
En un tiempo en que las mujeres eran sólo reconocidas como
"elementos accesorios" en el ministerio, Aimee Semple
McPherson construyó el templo Angelus para darles
participación. El templo fue construido y dedicado durante
la época de la Gran Depresión, con capacidad para cinco mil personas sentadas, pero se llenaba cuatro veces cada domingo. Aimee construyó la primera estación de radio cristiana en el mundo.
Nació el 9 de octubre de 1890, cerca de Salford, en Ontario,
Canadá. Aimee Elizabeth Kennedy fue la única hija de James y Mildred.
Creció como hija única en una enorme granja, con los animales
como compañeros de juegos. Crecio escuchando las historias de
Daniel en el pozo de los leones, de José y el Faraón, de Moisés
sacando al pueblo de Dios fuera de Egipto.
Para cuando tenia cuatro años, Aimee podía pararse en una
esquina, sobre un tambor y atraer a una multitud de gente recitando
historias bíblicas.
Aimee era una niñita que tenía agallas y estaba llena de ideas muy definidas.
Nada la intimidaba, excepto el hecho de que, sin importar donde estuviera,
Dios podía ver todo lo que hiciera.
Cuando Aimee era niña, le agradaba observar a su madre, que era la
directora de la escuela dominical en las reuniones del Ejército de Salvación.
Tan pronto como regresaba de la iglesia, Aimee juntaba unas sillas y las
colocaba en círculo en su cuarto, e imitaba a su madre: predicaba a un
grupo imaginario.
¿Darwin o Cristo?
A raíz de sus lecturas de investigación acerca
de la teoría darwiniana en el colegio, Aimee llegó a la
conclusión de que la teoría debía de ser cierta. Después de todo,
la iglesia ya no practicaba lo que la Biblia decía. Parecía que
fuera solamente un lugar de reunión social para juegos y
entretenimientos, y no había milagros como los que ella veía en la Biblia.
Así que comenzó a debatir con los ministros que visitaban su iglesia y
a cuestionar por qué predicaban, si en ese tiempo no había milagros.
Frente a todas estas dudas, Aimee oró así: "¡Oh, Dios... (si es que hay un Dios),
revélate a mí!"
El día después de haber orado a Dios para que se le revelara, Aimee volvía
a casa de la escuela, con su padre, y al pasar por la calle principal de Ingersoll,
vio un cartel en una ventana que decía: "Campaña del Espíritu Santo con
Robert Semple, evangelista irlandés".
Aimee había oído que estos pentecostales caían al suelo y hablaban en
idiomas desconocidos. También había escuchado relatos alocados de sus
gritos y danzas. Era muy curiosa, por lo que la noche siguiente, antes de
llevarla a ensayar para el programa de Navidad, fue a la campaña y se
sentó en el último banco.
Hasta los pájaros sonrieron
En la reunión, Aimee era toda ojos.
La divertía ver a algunas personas del pueblo gritando
"¡Aleluya!" con las manos levantadas. "¡Qué show!", pensó.
Cuando entró en el pequeño templo, fue como si el mundo entero se
detuviera para ella. El Rev. Robert Semple subió al púlpito y abrió su
Biblia en el segundo capítulo de Hechos. Luego repitió una sencilla
orden: "Arrepentíos... arrepentíos".
Aimee comenzó a revolverse, incómoda, en su asiento. Cada vez que
Semple hablaba, diría: "Yo nunca había escuchado un sermón así. Utilizó la Biblia
como espada, y cortó el mundo entero en dos".
Tres días después detuvo su automóvil en medio de una calle solitaria, levantó sus
manos hacia el cielo y clamó a Dios oir misericordia. Finalmente, había nacido de nuevo.
El matrimonio
En agosto de 1908, Aimee se casó con Robert Semple
en la granja de su familia.
A principio de 1910, los Semple, que
ahora esperaban un hijo, llegaron a Hong Kong. Pero Aimee no
estaba preparada para lo que vio. La dieta china
de orugas, insectos y ratas la asqueaba, y su departamento era tan ruidoso
que casi no podían descansar.
Un día, los hindúes quemaron a un hombre vivo justo fuera de la ventana
de su cocina. Esto, junto con todo lo demás, hacía que Aimee viviera al
borde de la histeria la mayor parte del tiempo. Había llegado a odiar la
obra. Y pronto, debido a las malas condiciones en que vivían, ella y
Robert contrajeron malaria. El estado de Robert era peor que el suyo, y el
17 de agosto, sólo dos meses después de llegar, Robert Semple había muerto.
Un mes después de la muerte de su esposo, Aimee dio a luz una pequeña niña
que pesó sólo dos kilogramos. La llamó Roberta Star.
Hogar, dulce hogar
Ya de regreso en su hogar, Aimee lloró la
pérdida de su esposo Robert durante más de un año, pero también
continuó buscando la voluntad de Dios para su vida. Fue a Nueva
York y luego a Chicago; deseaba ministrar en las iglesias que
Robert había dejado. Cuando la salud de su hija se
deterioró, regresó al hogar de su niñez. Pero su dolor no le permitía
estar quieta por mucho tiempo, y finalmente volvió a Nueva York.
Mientras estaba allí, conoció a Harold McPherson, quien pronto se convertiría en su segundo esposo.
El 28 de febrero de 1912, Aimee y Harold se casaron.
Para julio de 1912, estaba esperando otro hijo. Según Aimee, el
único problema real que ella y Harold debieron enfrentar en su
relación matrimonial fue debido a que sus metas eran totalmente diferentes.
Harold tenía un buen empleo y quería que Aimee fuera como las
las demás mujeres: que limpiara la casa y cocinara. Pero Aimee
sentía que ya no podía permanecer tan confinada y al mismo tiempo
primera reunión de campaña pentecostal, le envió un telegrama a
Harold: "He tratado de seguir tu camino y he fallado. ¿No
querrías venir tú ahora, y seguir mi camino? Estoy segura de que seremos felices".
Una carpa y el poder espiritual
Pronto Aimee comenzó a predicar por su cuenta.
Utilizaba cualquier método para atraer a la gente,
y las personas venían de todas partes en el campo para escucharla.
En 1915, una de sus reuniones contó con una asistencia
de más de quinientas personas. Se había convertido en una novedad.
Además de su carácter dramático, era una mujer, y en esos días era difícil
encontrar a una predicadora, así que todos estaban curiosos por ir a
verla y escucharla.
Con las ofrendas reunidas, pudo comprar la tan necesitada carpa.
Había una empatía natural en Aimee que acentuaba las peculiaridades
de su ministerio y atraía a grandes cantidades de personas de todas clases.
Los que se acercaban experimentaban el poder de Dios en sorprendentes
manifestaciones. Muchos venían para sentir de esa forma la presencia de
Dios, y miles de personas recibían el bautismo del Espíritu Santo.
Quemaduras, heridas y carnaval
Como ya hemos mencionado, Aimee
era conocida por su forma afectuosa de predicar. Con frecuencia
trataba a la gente que la escuchaba como una madre trataría a su
hijo. Nunca condenaba ni amenazaba; siempre alentaba a quienes la
escuchaban a enamorarse de la gracia y la misericordia de Dios.
Pero, como una madre firme, no era débil. Cierta vez, una lámpara le
explotó en el rostro, y quedó envuelta en llamas. Rápidamente metió
la cabeza en un cubo con agua, pero no antes que se le produjeran
varias heridas en el cuello y el rostro. Para empeorar las cosas,
todo esto había sucedido delante de un grupo de molestos que
habían ido a observar y burlarse. La carpa estaba llena la noche
en que esto ocurrió, por lo que Aimee se retiró a la parte posterior,
terriblemente dolorida. Uno de los que se burlaban subió a la
plataforma y dijo: "La señora que predica sanidad divina se ha ha lastimado.
Se quemó la cara, así que esta noche no habrá reunión".
Pero tan pronto como acabó de decir esa palabra, Aimee entró corriendo
nuevamente a la carpa y de un salto subió a la plataforma. Estaba en agonía,
pero pudo reunir suficientes fuerzas como para sentarse al piano y gritar:
"¡Alabo al Señor que me sana y quita todo mi dolor!" Cuando ya
estaban cantando la segunda o tercera estrofa, la gente allí reunida fue
testigo de un milagro: ¡el rostro de Aimee pasó de ser rojo como una
langosta, a recobrar el color de la piel normal!
Construccion del Angelus Temple
Para este entonces, Aimee podía ver que necesitaba un lugar
permanente donde predicar. Así que entre los años de 1919 y
1923 recorrio nueve veces los Estados Unidos, predicando y
reuniendo fondos para construir el Angelus Temple.
Dondequiera que iba, la gente la amaba.
A fines de 1922, el Templo, con capacidad para cinco mil personas
sentadas, estaba finalmente terminado. El New York Times cubrió
ampliamente la dedicación del templo, y a partir de entonces, los
cinco mil asientos del mismo se llenaban cuatro veces cada domingo
En febrero de 1923, Aimee abrió su escuela de ministerio que
finalmente se conocería como el Instituto Bíblico Faro del
Evangelismo Cuadrangular Internacional.
En febrero de 1924, abrió la radio KFSG, con la primera licencia
radiofónica otorgada a una mujer. También fue esta la primera
estación de radio cristiana que existió.
La reina de la guerra silenciosa
Los años entre 1938 y 1944
fueron muy tranquilos para Aimee. Muy
poco se decía de ella en la prensa.
Gran parte de los esfuerzos de Aimee durante estos años se
dedicaron a pastorear, capacitar futuros ministros, establecer
cientos de iglesias, y enviar misioneros por todo el mundo.
Una grande descansa
Para 1944, la salud de Aimee estaba muy debilitada, y sufría de
enfermedades tropicales que había contraído durante sus viajes
misioneros. En febrero de ese año, nombró a Rolf nuevo
vicepresidente del ministerio. Este había probado ser fiel y sirvió
bien a su madre durante muchos años. En realidad, fue la única
persona que permaneció a su lado tanto en los buenos como en los
malos tiempos.
La historia completa de Aimee Semple McPherson jamás podría ser
contada en un solo capítulo. Como en el caso de otros grandes
Generales de Dios, sólo el cielo revelará todo lo que ella hizo.
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Cindy Jacobs dice que Aimee Semple McPherson fue una precursora y una innovadora que no solo tubo un ministerio itinerante, sino que además fundo una iglesia local y una denominación, ella fue una apóstol. Ella fundo las primeras radios cristianas del mundo KSG que emitió programación cristiana desde su fundación en 1923 hasta que salió del aire en el 2003.
El templo Angelus tenia capacidad para 5000 personas, y alli captó la atención de todo el mundo, desde la gente común hasta estrellas de Hollywood, como Mary Pickford, Anthony Quinn y Charlie Chaplin. También tenía una iglesia para niños con mil de ellos donde eran los niños quienes predicaban y dirigían la alabanza.
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